viernes, 27 de febrero de 2009

Fare thee well

Es el primer cuchillazo el que duele, te deja sin aliento. Luego uno se sienta y piensa "Keep moving, life goes on" y recobra aliento. Y de ahora en más algunas canciones, algunos lugares ya no van a ser los mismos, lo digo con una melancolía buena, porque no me arrepiento ni por un segundo de nada.

lunes, 23 de febrero de 2009

You gonna make me lonesome when you go - B. Dylan

I've seen love go by my door
It's never been this close before
Never been so easy or so slow.
Been shooting in the dark too long
When somethin's not right it's wrong
Yer gonna make me lonesome when you go.
Dragon clouds so high above
I've only known careless love,
It's always hit me from below.
This time around it's more correct
Right on target, so direct,
Yer gonna make me lonesome when you go.
Purple clover, Queen Anne lace,
Crimson hair across your face,
You could make me cry if you don't know.
Can't remember what I was thinkin' of
You might be spoilin' me too much, love,
Yer gonna make me lonesome when you go.
Flowers on the hillside, bloomin' crazy,
Crickets talkin' back and forth in rhyme,
Blue river runnin' slow and lazy,
I could stay with you forever
And never realize the time.
Situations have ended sad,
Relationships have all been bad.
Mine've been like Verlaine's and Rimbaud.
But there's no way I can compare
All those scenes to this affair,
Yer gonna make me lonesome when you go.
Yer gonna make me wonder what I'm doin',
Stayin' far behind without you.
Yer gonna make me wonder what I'm sayin',
Yer gonna make me give myself a good talkin' to.
I'll look for you in old Honolulu,
San Francisco, Ashtabula,
Yer gonna have to leave me now, I know.
But I'll see you in the sky above,
In the tall grass, in the ones I love,
Yer gonna make me lonesome when you go.

domingo, 22 de febrero de 2009

TEOREMA de DILBERT

Los ingenieros y los científicos nunca pueden ganar tanto como los ejecutivos o los comerciantes
La demostración matemática parte de dos postulados de dominio popular:

Postulado número 1:

Knowledge is Power (El Conocimiento es Poder)

Postulado número 2:

Time is Money (El Tiempo es Dinero)

Todos conocemos el siguiente principio de la física:

Power = Work / Time (Potencia = Trabajo / Tiempo)

Pero considerando que Knowledge = Power según el Postulado 1, tenemos que:
Knowledge = Work / Time (Conocimiento = Trabajo / Tiempo)
Y como por el Postulado 2 resulta que Time = Money llegamos a:
Knowledge = Work / Money (Conocimiento = Trabajo / Dinero)
Ahora, si en esta ecuación despejamos la variable «Money», obtenemos que:
Money = Work / Knowledge (Dinero = Trabajo / Conocimiento)
Así que cuando Conocimiento se aproxima a cero (0), el dinero tiende a infinito, independientemente de la cantidad de Trabajo realizado.

Con lo que queda demostrado lo siguiente:

Cuanto menos sepas, más ganarás

Nota: Si no has entendido la demostración de este teorema, no te preocupes: seguramente estarás gozando de un jugoso sueldo.

viernes, 20 de febrero de 2009

Una bella historia de amor... por un catorce mas no festejado... por otros futuros mas amados

CUPIDO Y PSIQUÉ.
Había un vez, un rey, padre de tres hijas espléndidas. La más joven, Psiqué, era mucho más hermosa que sus dos hermanas y al lado de ellas parecía una diosa entre simples mortales. La fama de su hermosura se extendio por toda la tierra y de todas partes los hombres se ponían en camino para admirarla con rendida adoración y prestarle pleitesía, como si de una inmortal se tratara. Se llegó a decir incluso que la misma Venus no podía rivalizar con ella. Y cuantos más y más se presentaban ante ella, menos se acordaban de Venus. Los templos de la diosa estaban abandonados, sus altares cubiertos de frías cenizas y las ciudades consagradas a la diosa se convertían en ruinas. Todos los honores reservados hasta entonces se le tributaban a una simple muchacha, destinada a morir en día no lejano.
La diosa no podía aceptar semejante situación, y como siempre que se encontraba en apuros, requirió ayuda de su hijo, que unos llaman Cupido y otros Amor, y contra cuyas flechas no existe protección en el cielo ni en la tierra. Le contó sus cuitas, y, como siempre, se prestó a obedecer sus órdenes. "Usa tu poder - le dijo ella - y haz que esta pequeña desvergonzada se enamore locamente de la más vil y despreciable criatura que haya en el mundo". Él lo habría hecho ciertamente si Venus, olvidando en el furor de sus celos que aquella belleza podría ilusionar al mismo dios del Amor, no le hubiera mostrado antes a Psiqué. Cuando la hubo visto, el mismo Cupido se sintió con el corazón traspasado por una de sus flechas. Nada dijo a su madre; la verdad es que no tenía fuerzas para proferir una sola palabra y Venus se marchó convencida de que la suerte de Psiqué estaba echada.
Las cosas, sin embargo, ocurrieron de distinta manera a como ella creía. Psiqué no pensó nunca enamorarse de un malvado; en efecto, no se enamoró de nadie y, más extraño todavía, nadie se enamoró de ella. Los hombres seguían satisfechos en su contemplación, admirándola, adorándola, después pasaban de largo y desposaban a otra. Sus dos hermanas, aun siendo infinitamente menos seductoras, habían celebrado dos espléndidas bodas, cada una con un rey. Psiqué, la mas hermosa, triste y solitaria, admirada siempre, pero jamás amada. Le parecía que ningún hombre la querría por esposa y ello causaba gran inquietud a sus progenitores. Su padre intentó hallar a través del oráculo de Delfos un buen marido para Psiqué. El dios consintió en responder, pero su profecía fue terrible. Apolo decretó que Psiqué, vestida con negros crespones, debía ser llevada a la cumbre de una colina y permanecer allí sola; el marido que le sería destinado, una serpiente alada, terrible y más poderosa que los mismo dioses, llegaría hasta ella y la haría su esposa...
No se puede imaginar el desespero que se apoderó de aquellos a quienes el padre de Psiqué contó tan triste noticia. Se preparó a la joven como para sus funerales, y con mas lamentos que si se tratara de conducirla a la tumba la llevaron a la colina. Solo psiqué permanecía animosa y decidida. " Mas que llorar por mi -les dijo- debeis hacerlo por esta belleza que me ha granjeado la envidia del cielo. Marchad ahora, y sabed que deseo que pronto llegue el final". Desesperados partieron todos, abandonando a su destino a la radiante y desventurada muchacha y se encerraron en su palacio para llorar por ella el resto de sus días.
Sobre la colina, y en medio de la oscuridad, Psiqué permaneció sentada a la espera. Mientras temblaba y lloraba, en la calmada noche llegó hasta ella una ligera brisa, el dulce viento de Céfiro, el más suave de los vientos. Sintió que se elevaba. Se deslizó de piés por el aire sobre la colina rocosa hasta una pradera mullida como un lecho y perfumada por las flores. El hizo lo posible para que olvidara sus penas y la durmió. Despertó después a orillas de un claro arroyo a cuya vera se elevaba un castillo imponente y magnífico. Parecía destinado a un dios, con sus columnas de oro, muros de plata y suelos incrustados de piedras preciosas. Reinaba un silencio absoluto. Su interior parecía desierto y Psiqué se acercó cautelosa y atemorizada a la vista de tanto esplendor. Permaneció recelosa en el umbral cuando percibió unos ruidos; no veía a nadie, pero oía las palabras con claridad: "La casa es para tí -le decían-. Entra sin miedo y báñate, refréscate; en seguida se pondrá en tu honor la mesa del banquete".
Nunca había tomado un baño tan delicioso ni probado platos tan agradables. Mientras comía, escuchó a su alrededor una dulce música, como un arpa que acompañaba a un numeroso coro. La oía pero tampoco la veía. Todo el día estuvo sola, acompañada unicamente por las voces que escuchaba. Pero sin podérselo explicar presentía que su marido vendría al caer la noche. Y así fue. Cuando le sintió cerca de sí y escuchó su voz que murmuraba dulcemente a su oído, desaparecieron sus temores. Sin verle siquiera, estaba cierta que no era un mostruo ni tenia forma espantosa sino que era el amante esposo que tanto tiempo había deseado.
Aunque esta presencia mediatizada no podía satisfacerla plenamente, sin embargo se encontraba feliz y el tiempo transcurría rápido para ella. Pero una noche, su querido e invisible esposo le habló muy seriamente y le advirtió que un gran peligro le amenazaba bajo la forma de sus dos hermanas. "Vuelven a la colina de donde has desaparecido para llorar por ti -le dijo-. Pero no es conveniente que te descubran. Si lo hacen me causarás una pena inmensa y te destruirás a ti misma". Prometió no dejarse ver y pasó todo el día siguiente llorando, pensando en sus hermanas y en la prohibición que tenía de no consolarlas. Pero lloró todavia más cuando volvio su marido y ni siquiera las caricias que él le prodigó pudieron secar sus lagrimas. Al fin, con gran disgusto, él cedió: "Haz lo que quieras -dijo- pero, te lo repito, estas buscando tu ruina, tu propia destruccion". Después, solemnemente, le explicó que no se dejara persuadir por nadie para que intentara verle, pues quedaría separada de él para siempre. Psiqué obedeció entre protestas, pues preferia morir cien veces que vivir sin el. "Pero otórgame la alegría de ver a mis hermanas" le suplicó ella. Tristemente, él se lo concedió.
Al dia siguiente, llevadas por Cefiro, las dos hermanas descendieron de la montaña. Alegre, con el corazón palpitante de emoción, Psiqué las esperaba; su alegria era muy grande. Transcurrió largo rato antes de que las tres lograran hablarse; su alegría era muy grande y solo pudieron expresarse en suspiros. Por fin entraron en el palacio y las dos hermanas mayores revolvieron todos los magnificos tesoros. En un opulento festín escucharon maravillosa música. Y la envidia, la amarga envida y una curiosidad devoradora se apoderaron de ellas. ¿quién era el dueño de tal magnificencia? ¿quién era el esposo de su hermana? Querían saberlo pero Psiqué, que mantenía su palabra, solo les dijo que su marido era un hombre joven que estaba participando en una cacería. Después, les llenó las manos de oro y joyas y pidió a Cefiro que las devolviera a la colina. Dejaron a Psiqué, pero el fuego de los celos quemaba sus corazones. Comparadas con Psiqué, las riquezas propias y su felicidad les parecían nada, y su envidiosa colera creció tanto en ellas que llegaron a tramar juntas la perdición de su hermana.
Aquella noche, el esposo de Psiqué le advirtió una vez mas que no volviera a ver a sus hermanas. Pero ella replicó que no podia dejar de verlas. ¿Tenia que prohibirle ver a sus hermanas a quienes tanto amaba? El cedió de nuevo y en seguida las dos ruines hermanas llegaron. Traían planes muy concretos. Las palabras vacilantes de su hermana y sus contradictorias respuestas, cuando le pidieron que describiera a su marido, avivaron su curiosidad. Estaban convencidas de que, no solo Psiqué no lo habiá visto todavia, sino que incluso ignoraba su identidad. No le expusieron sus sospechas, pero le reprocharon por disimular tan triste situación a sus hermanas. Ellas lo habían comprendido, le dijeron, y estaban seguras de que su marido no era un hombre, sino mas bien la horrenda serpiente profetizada por el oráculo de Apolo. El de momento se mostraba dulce, pero llegaría una noche en que se arrojaría sobre ella para devorarla.
Psiqué, consternada, sentía que el terror invadía su corazon e iba matando poco a poco su amor. Muchas veces se preguntaba por qué él no le permitía verle, y sospechaba que debía tener para ello alguna poderosa razón, ¿Qué sabia de él en realidad? Si no era tan horrible, ¿por qué tenía la crueldad de ocultarse a su vista? Triste, temblorosa y balbuceante, dio a entender a sus hermanas que no podía negar lo que le decían, pues hasta aquel momento su marido no la había poseído sino en la mas profunda oscuridad. "Debe ocultar algo horrible para que tema tanto la luz del día" dijo ella sollozando, y les pidió consejo.
Ellas lo tenían ya todo previsto, pues lo prepararon con antelación. Psiqué debía ocultar un cuchillo bien afilado y una lámpara al lado de su lecho. Cuando su marido estuviera profundamente dormido, ella se levantaría, encendería la lampara y empuñando el cuchillo, lo clavaria en la figura horrible que la luz le descubriera.
La dejaron abrumada por la duda y fuera de si, sin saber qué partido tomar. Ella le amaba y él era su amante esposo... Durante todo el día sus pensamientos luchaban dentro de ella. Cuando llegó la noche, había abandonado la lucha. Estaba decidida a matarlo...
Cuando él se durmió apaciblemente, ella se revistió de valor y encendio la lámpara. Caminando sobre las puntas de los pies se acercó al lecho y, elevando la luz, contempló lo que tenía ante sus ojos. ¡Oh, su corazón sintió un profundo alivio y el más sublimado éxtasis! La luz no le hizo ver un monstruo, sino la más bella de las criaturas. Invadida por la vergüenza de su locura y por su poca confianza, Psiqué se hincó de rodillas y si el cuchillo no hubiera caído de sus manos temblorosas lo habría clavado en el propio pecho. Pero mientras se hallaba reclinada sobre él, contemplando tan gran belleza, una gota de aceite cayó de la lámpara en la espalda de aquel bello joven. Se despertó sobresaltado, vio la luz y comprendio la desconfianza de Psiqué, y sin pronunciar palabra se marchó.
Psique corrió tras él. No podía verle, pero oía su voz que le hablaba. Le dio a conocer su nombre y con tristeza le dijo adios: "El Amor no puede vivir sin confianza" y con esas últimas palabras la abandonó. "El dios del amor" pensó ella "era mi esposo, y yo, miserable, no tuve fe en su palabra. ¿Se ha marchado para siempre?. De todas maneras -pensó ella llena de coraje- puedo pasar el resto de mi vida buscándolo. Si él no quiere ya amarme, yo sabré demostrarle mi amor". Y se puso en camino sin rumbo fijo; solo sabía una cosa: que jamás renunciaría a volverle a encontrar.
Entretanto, él fue a reunirse con su madre para pedirle que curara su herida, pero cuando Venus supo su historia y comprendio lo que Psiqué había pretendido, llena de colera le dejó solo con su tristeza. Marchó en busca de la muchacha por cuya causa había sentido celos mortales. Venus estaba decidida a demostrar a Psiqué lo que cuesta escapar de la ira de una diosa.
La pobre Psiqué, en su desolado vagabundear, intentaba reconciliarse con los dioses. Les dirigia continuas y ardientes suplicas, pero ninguno de ellos quería granjearse la enemistad de Venus. Psiqué comprendio al fin que los dioses no le ofrecían esperanza alguna y tomó una rapida decisión. Se dirigiría a Venus, se ofrecería a servirla e intentaría apaciguar su colera. "Y quién sabe -se dijo- quién sabe si él no estará en casa de su madre". Y se puso en camino para encontrar a la diosa, quien a su vez andaba buscándola.
Cuando las dos se encontraron, Venus se echó a reír y le dijo con desprecio si buscaba un marido, el que había tenido y que rehusaba verla después que escapó de la muerte a causa de las quemaduras que ella le causara. "Pero en verdad -dijo la diosa- eres tan descarada y te preocupas tan poco de tu aspecto que jamas encontraras un enamorado. Para darte pruebas de mi buena voluntad voy a enseñarte cómo hacerlo". Pidio gran cantidad de semillas de las mas pequeñas, trigo, amapolas, mijo y otras, y las mezcló en un solo monton. "Por tu propio interés, procura que todas esten separadas para esta tarde" dijo la diosa. Y tras estas palabras se fue.
Psique quedo sola y, sentada, contempló el monton de semillas. No cabia en su cabeza la crueldad de esta orden que la desorientaba. además, le parecía inutil ponerse a realizar un trabajo de tan dificil ejecucion. Pero ella, que jamas despertó compasión de nadie en el mundo de los mortales ni de los inmortales, en esta penosa situacion suscitó la piedad de las mas pequeñas de las criaturas, las hormigas. "Venid, compadeceos de esta pobre criatura, ayudemosla pronto" se decían unas a otras. Todas respondieron a este llamamiento; vinieron en masa y trabajaron afanosamente separando y amontonando, y lo que fue un monton informe se convirtió en una serie de montoncillos bien ordenados, compuestos cada uno por una variedad de semilla. Así lo encontró Venus a su regreso, y al verlo se puso furiosa. "Aun no has terminado tu trabajo", le dijo. dio un mendrugo de pan a Psiqué y le ordenó dormir en el suelo, mientras ella se tendía en su lecho blando y perfumado.
Si la podía obligar por largo tiempo a un trabajo duro y penoso, e incluso hacerle pasar hambre, la belleza odiosa de esta muchacha no lo podría resistir. Entretanto, impediría que su hijo abandonara la habitación donde todavía se encontraba, sufriendo a causa de su herida. Venus se sentía satisfecha por el cariz que tomaban los acontecimientos
A la mañana siguiente se le ocurrió un nuevo trabajo para Psiqué, una faena peligrosa. "Abajo, en la orilla del río, donde crecen unos espesos zarzales, se encuentran corderos que tienen el vellocino de oro. Ve y traéme un poco de su brillante lana". Cuando la joven, extenuada, llegó junto a la corriente de agua, intentó lanzarse en ella y terminar asi sus penas. Pero al inclinarse oyó una debil voz que parecía salir del suelo. Bajó los ojos y notó que la voz provenía del rosal. Le decían que no debía ahogarse, pues las cosas no se le presentaban mal. Los corderos estaban muy nerviosos y alborotados, pero si Psiqué esperaba un momento en que por la tarde salían de sus rediles para descansar y abrevar a la orilla del riachuelo, solo tendría que entrar en los corrales y recoger los copos de lana enganchados en las zarzas.
Así habló el dulce y gentil rosal, y Psiqué siguiendo su consejo recogió gran cantidad de hilos de oro para su cruel dueña. Venus la recibió con helada sonrisa. "Alguien te ha ayudado -le increpó bruscamente- tu sola no lo habrías podido realizar. Te voy a dar otra ocasión de probar que tienes el corazón tan decidido como aparentas. ¿Ves aquella agua tan negra que desciende de la colina? Es el nacimiento del río terrible y aborrecido, el Estige. Llena este frasco". Era la prueba más dura que le habían impuesto. Psiqué se dio cuenta al llegar a la cascada. Las rocas que la rodeaban eran escarpadas y deslizantes; el agua se precipitaba por lugares tan abruptos que solo una criatura alada podía aproximarse. Y efectivamente, un águila la ayudó. Planeaba con sus enormes alas por los alrededores cuando vio a Psiqué y se compadeció de ella. Con su pico le arrebató el frasco de sus manos, lo llenó de agua negra y se lo devolvio.
Pero Venus se dio cuenta. Todo lo que ocurría la incitaba a pruebas más difíciles. dio una caja a Psiqué con la consigna de llevarla al hades y rogar a Proserpina, reina del mundo subterraneo, que metiera en ella un poco de su belleza. Psiqué debía insistir sin desmayos y hacer comprender a Proserpina que Venus padecía necesidad urgente, pues estaba ajada y agotada de atender a su hijo enfermo. Obediente como siempre, Psiqué se fue a buscar el camino que conducía al Hades. Cuando pasaba ante una torre, ésta se ofreció a guiarla y le señaló el rumbo que la llevaría al palacio de Proserpina: debía pasar primero por un gran agujero que había en tierra y después por el río de la muerte donde debía entregar una moneda al barquero Caronte para que la transportara a la otra orilla. Allí el camino descendía recto al palacio. Cancerbero, el perro de tres cabezas, guardaba las puertas, pero si ella le ofrecía un dulce se amansaría y le permitiría entrar.
Todo ocurrió como la torre anunció. Proserpina no deseaba más que servir a Venus; Psiqué, muy animada, tomó la caja y volvio más rapida que había ido.
Llevada por la curiosidad, y más todavia por su vanidad, quiso ver el encanto que la caja contenía y, a poder ser, usar un poco en ella misma. Al igual que Venus, sabía que su belleza estaba resentida por los sufrimientos y no le abandonaba un instante la idea de recobrar a Cupido. ¡Ojalá otra vez pudiera volverse mas bella para él! Incapaz de resistir la tentación, abrió la caja y con gran desencanto no encontró nada; estaba vacía. Entonces un decaimiento mortal se apoderó de ella y cayó en un profundo sueño.
En este crítico momento intervino el dios del Amor. La herida de Cupido ya había curado y deseaba ardientemente encontrar de nuevo a Psiqué. Es dificil contener el amor. Venus había cerrado las puertas, pero quedaban las ventanas. Nada más fácil para Cupido que escapar por una de ellas y buscar a su esposa. En un momento arrancó el sueño de los ojos de Psiqué y lo encerró en la caja. Después despertó a su mujer con un beso. La riñó un poco por su curiosidad, le dijo que llevara a su madre la caja de Proserpina y le aseguró que todo en adelante tendría un feliz desenlace.
Mientras Psiqué se apresuraba a obedecer, el dios del Amor se marchó al Olimpo. Quería asegurarse de que Venus no le pondría mas dificultades y planteó el caso ante Jupiter. El padre de los dioses y de los hombres consintió enseguida en todo lo que Cupido le pedia. Convocó a los dioses y les anunció (a Venus y a los demas) que Cupido y Psiqué estaban oficialmente casados y propuso conceder la inmortalidad a la esposa. Mercurio elevó a Psiqué hasta el cielo y la depositó en el palacio de los dioses. El mismo Jupiter le hizo gustar la ambrosía que le otorgaba la inmortalidad. Esto, naturalmente, cambiaba la situacion. Venus no podía ya censurar a la diosa que había llegado a ser su bella nuera. Se imponía una alianza y así penso que Psiqué, viviendo en el cielo con su marido, le faltaría tiempo para bajar a la tierra, acaparar la atención de los hombre e inmiscuirse en su culto.
Todo terminó felizmente. El Amor y el Alma (que es lo que significa Psiqué en griego) se buscaron y tras duras pruebas se encontraron. Y esta unión no debía romperse jamás.

martes, 17 de febrero de 2009

Cierra Círculos

Siempre es preciso saber cuando se acaba una etapa de la vida.

Si insitas en permanecer en ella mas allá el tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrándolos y dejar ir momentos de la vida q se van clausurando.

No podes estar en el presente añorando el pasado, ni siquiera preguntándonos porque. Lo que sucedió, sucedió y hay que soltarlo, hay que desprenderse.

No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

¡Los Hechos pasan y hay q dejarlos ir!!!

La vida esta para adelante, nunca para atrás, si andas por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción.

Tu ya no eres el mismo que fuiste hace 2 años, hace 3 meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a que volver, cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el circulo, ni tus serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud metal, amor por ti mismo, desprender lo que ya no esta en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable,. Ni una persona , ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir pq cdo viniste a este mundo llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a el, y es un trabajo personal aprender a vivir sin el, sin el adhesivo humano o físico que hoy duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr, pq te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Solo es costumbre, apego necesidad. Preso cierra , clausura , limpia, tira oxigena, despréndete, sawdete, suehate..

Hay muchas palabras para significar salud metal, y cualquiera que sea q escojas, te ayudara definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad !!ESA ES LA VIDA!!

Paulo Coelho


domingo, 15 de febrero de 2009

Uno a veces hace cierre de ciertas cosas. Como terminar de dibujar el círculo de determinadas situaciones para estar en paz con ellas. En muchas oportunidades cerrar el círculo lleva mucho tiempo, otras no tanto. Yo tiendo a cerrarlo a la fuerza, según mi psicológa tiendo a "saltar y no hacer procesos continuos". En el fondo uno sabe cuando va a concluir algo, y decide hacerlo lento e ir acomodándose al proceso o hacerlo rápido y luego afrontar lo que venga (a la factura que nos va a pasar, en criollo). Me molestan las cosas inconclusas, indefinidas, tengo un serio problema con eso. Tener una situación gris me genera mucho malestar, me inquieta el alma. El problema no es cuando la definición está en mis manos, claro, sino cuando está en manos de otros y yo no puedo hacer nada al respecto más que esperar que se decida saltar o hacer el proceso lento.
Jump please!!!! I'll pay the bill

jueves, 12 de febrero de 2009

Claro que si KP!!! y que bueno que haya elegido esas dos canciones que tanto me gustan y que traen a mi memoria tantas cosas lindas. Tiene ud. total razón, escucharlas es estar en compañía.
Vuelva pronto que lo extrañamos mucho!!!!!
Algunas canciones te hacen recordar algún que otro momento, y en cierta forma te transportan al pasado. Las letras o el contenido de las mismas puede o no condecir que la situación a la que acompañan; sin embargo es muchas veces inevitable asociar esos sonidos a personas, y cada vez que uno las escucha es como volver a estar en su compañía...






... ¿o no, romix?

martes, 10 de febrero de 2009

Entrevista a Albert Einstein


"Para Einstein, la libertad es el mayor bien de los humanos. En nuestra conversación se apasionó al hablar de que Alemania, durante la época de Hitler, había renunciado incluso a la libertad científica, y con ello se había prostituido frente al Poder. A propósito de esto dijo algo que me caló hondo en la memoria: 'Siempre esperé que las Universidades alemanas emprendieran la lucha por la libertad. Pero me equivoqué. Sin embargo - continuó diciendo - aun cuando las Universidades no hicieran nada, por lo menos las iglesias lucharon por la libertad, tanto la Iglesia católica como la protestante. Como judío quiero reconocerlo. Y esa lucha no debe olvidarse nunca'. Yo me alegré tanto más de que así lo reconociera porque Einstein se declaraba partidario del espíritu, no de ninguna iglesia."
Einstein considera que el "conflicto insalvable" entre ciencia y religión, que durante siglos se venía aireando, carecía de fundamento consistente. Para él "la ciencia sin religión está coja, y la religión sin ciencia, ciega". Incluso llega a considerar que la ciencia es en cierto modo una forma de religión:
"Difícilmente encontraréis entre los talentos científicos más profundos, uno solo que carezca de un sentimiento religioso propio. Pero es algo distinto a la religiosidad del lego. Para este último, Dios es un ser de cuyos cuidados uno espera beneficiarse y cuyo castigo teme... Pero el científico está imbuido del sentimiento de la causalidad universal. Para él, el futuro es algo tan inevitable y determinado como el pasado. En la moral no hay nada divino; es un asunto puramente humano."
Desde la perspectiva con que él consideraba la religión y la formación ciudadana, abogaba por "la necesidad de una cultura ética" promovida desde la escuela para mejorar la convivencia:
"Es de la mayor importancia el anhelo de lucha en pro de una estructuración ético-moral de nuestra vida comunitaria. En este punto no hay ciencia que pueda salvarnos. Creo realmente que el excesivo hincapié en lo puramente intelectual (que suele dirigirse hacia la eficacia y hacia lo práctico) de nuestra educación, ha llevado al debilitamiento de los valores éticos."

lunes, 9 de febrero de 2009

Vos, yo, el café con leche, la gaseosa y entre nosotros la verdad, esa que duele hasta los huesos. De fondo suena un tango, triste muy triste como reflejando lo que estamos sintiendo en ese preciso momento, el sonido del bandoneón me llega hasta lo más profundo. Un mar incontenible hace rato que me brota por los ojos, por más que quiero detenerlo ya no puedo, y vos estás presionando con ambas manos la herida que se acaba de abrir para no desangrarte por ella. Nos levantamos y nos vamos porque ninguno se puedo terminr ni el café ni la gaseosa. Ahora de fondo suena Libertango. Por un instante sentí que éramos como "Martín y Alejndra", tan trágico todo......