domingo, 15 de marzo de 2009

Little Chat

Lo supe desde el primer día que lo ví. Teníamos esa camaradería que hace que uno se sienta como en casa. Los anteojos en su rostro me hacían sentir tan cómoda, que desde que nos sentamos en aquel café supe que podía contarle cualquier cosa. Nuestras almas probablemente ya habían convivido miles de años antes.
Escritor, me dijo cuando le pregunté a que se dedicaba, claro que yo me refería a de qué trabajaba, pero a pesar de que para ganar dinero era vendedor, él sentía que escritor lo definía. Se quitaba los anteojos y los limpiaba a cada rato con una manía loca de mantenerlos intactos.
Me explicaba que la vida poco tiene que ver con la razón, que si de lógica se tratara este mundo, nos mataríamos unos a otros, la razón prueba que el mundo es atroz, y que por suerte el hombre es un ser poco razonable y entonces está constantemente renaciendo la esperanza en él. A pesar de confesar que estudiaba ciencias y que eso indefectiblemente me relacionaba con la racionalidad le expliqué que de verdad sentía que era cierto lo que decía, y que sin esperanza y amor (que nada tienen que ver con lógica) nada, absolutamente nada tendría sentido. A lo cuál él preguntó entonces porqué me dedicaba a eso tan apasionadamente. Era una pregunta difícil de responder, pero le dije "la ciencia también es un arte, entender como funciona el mundo es parte de una gran sinfonía, no solo tiene que ver con la razón sino también con maravillarse día a día de la perfección de las cosas, de su funcionamiento, de su armonía con el todo" le comentaba "que para mí no solo eran números y fórmulas, era mucho más profundo, más místico, los números son solo el resultado de la interpretación de estas maravillas". Dijo, está bien entonces hablamos el mismo idioma ahora.....

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